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Das wiesn (el Oktoberfest)

Das wiesn (el Oktoberfest) Disculpen lo largo de este texto, pero debo desahogarme. Bueno... ¿por donde empezar? Creo que lo mejor sería desde el principio, al menos lo que la resaca me permita. Fui al Oktoberfest en el segundo fin de semana, conocido allá en Munich (München si lo quieren en su idioma original) como el fin de semana de los italianos. Al parecer, las 14 carpas de cerveza se llenan de italianos hasta el tope precisamente ese fin de semana, y todos sabemos como son ellos, ¿verdad? Como será, que el títular de uno de los periódicos decía (en alemán por supuesto): "Mujeres, prepárense... los italianos están aquí". ¿Qué les parece? Fui recibido en esta ciudad por el señor Andreas Reiss, excelente anfitrión, y sus dos alcohólicos compañeros de piso. Por supuesto, la pasamos DE PUTA MADRE durante los 4 días de mi estadía allá. El primer día fuimos con Renata al Oktoberfest y compartimos mesa con un grupo de ingleses tan borrachos y drogados que estaban aspirando coca directamente de la mesa sucia. Al final resultó que no era coca, sino un polvo de menta, lo cual de hecho hasta empeoró la opinión que tenía de ellos. La resaca al día siguiente fue tan fuerte que sólo pudo ser curada con un típico desayuno bávaro preparado por el señor Reiss en persona. Dicho desayuno, muy pesado por supuesto, en realidad no era más que una base para todo el alcohol que me iba a caer encima después.

Empezamos a beber ese segundo día desde aproximadamente las 11 de la mañana. A la 1 ya yo estaba bastante borracho, pero las nubes de mi mente se apartaron en seguida apenas mis ojos se posaron sobre la hermana de Andreas, Regina, que había venido a encontrarnos ese día. Ver de nuevo despues de un año de ausencia a uno de los más grandes amores de mi vida fue un golpe mortal que terminó de mandarme por el abismo de la locura. Quiso la suerte que se sentara al lado mio, y tras hablar durante 15 minutos con ella pareció como si el tiempo no hubiese pasado. Después, aprovechando un descuido de todos, la tomé de la mano y la secuestré, llevándomela de aquel lugar y abandonando tanto al libertino señor Reiss como a todos los que andaban con nosotros. Durante toda esa tarde no los volví a ver más. Decidí perderme con aquella hermosa criatura por todo el caos del Oktoberfest y desaparecer. A la medianoche, cuando regresé solo a casa de Andreas, ni siquiera se habló del tema, pero todos sabían. Y yo sabía que todos sabían, ¿entienden?

Todo mi idilio amoroso terminó al día siguiente. Regina y yo volvimos a hablar y ella se encargó de estrellarme contra la pared diciéndome que aquello no podía continuar más y que se debía acabar de una vez. Vuestro pobre "Werwolf" aquí presente quedó absolutamente destrozado. Afortunadamente allí estaba para consolarme el alcohol, causa y solución de todos los problemas de la vida. Claro, tantas sustancias dentro de mi cuerpo, aupadas por la súbita esfervecencia de mis emociones intensificadas por la luna llena, me convirtieron en una especie de monstruo. Total, que para estas fechas, todos allá, sobre todo ella, deben estar creyendo que soy el tipo más loco y desquiciado sobre la faz de la tierra.

Pero pasando a temas más felices, encontré tiempo en medio del "Wiesn" para visitar la ciudad, sus parques y sus museos. Todo, eso sí, en medio de un clima londinense, donde la ausencia del cielo azul era un reflejo de mi ánimo maniaco-depresivo. Mi último día en el Oktoberfest estuvo acompañado de todos aquellos que afortunadamente pude ver, desde Andreas, Regina y Renata, hasta Stefanie, a quien logré contactar a última hora. No me pude despedir de ella porque de repente se perdió, seguramente asustada por mi estado de repentina e incontenible locura.

Pero en fin, esa es mi aventura en el Oktoberfest, absolutamente recomendable... no, indispensable para todo Erasmus que se precie. Mucho mejor si logran contar con la hospitalidad de alguien como Andreas (un maldito libertino, inmoral, mujeriego, sucio, tramposo y mentiroso... y precisamente por eso me cae MUY BIEN). Y ahora no tengo más nada que decir, salvo que he regresado de mi primera visita a Alemania con una extraña mezcla de felicidad y desesperación, con el hígado y el corazón destrozados, pero dispuesto a todo, como siempre.

Auf Wiedersen

Ciao.

Ricardo

2 comentarios

Ricardo -

En enero no, pero si en algún momento del año que viene. Todo depende de si consigo reunir el dinero. Pero si te mantienes en contacto con Tom Long te enterarás sin duda alguna.

Cris -

Que bueno oir (leer) noticias tuyas... y nada mas ni nada menos que sobre tus aventuras en Oktoberfest! Como te evidio, che! Algun dia me tocara estar ahi... y en San Fermin... alguna vez~
Espero que todos se contagien un poco de nuestro querido Ricky y empiecen a escribir algo.
Saludos a todos y cuidense mucho!
Nos vemos...

P.S. Ricky, escuche que estabas planeando venir en enero... es verdad?